El alma y el amor. Estudio del espiritualsmo de Petrarca y su influencia en dos poetas espanoles del siglo XVI: garcilaso de la Vega y Fernando de Herrera | |
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學年 | 103 |
學期 | 1 |
出版(發表)日期 | 2015-01-01 |
作品名稱 | El alma y el amor. Estudio del espiritualsmo de Petrarca y su influencia en dos poetas espanoles del siglo XVI: garcilaso de la Vega y Fernando de Herrera |
作品名稱(其他語言) | |
著者 | Wen-Chin, Li |
單位 | |
出版者 | |
著錄名稱、卷期、頁數 | |
摘要 | Partiendo de la accidia o aegritudo de Petrarca, o sea, melancolía y preocupación anímica, el presente tratabjo se dedica a estudiar la conformación del espiritualismo del poeta italiano y su influencia en la poesía española, específicamente del siglo XVI. En la introducción, con una reseña de la vida literaria del poeta, trato de declarar por dónde vienen sus angustias del alma y cómo crea su propia biografía. A través del estudio de ésta misma, subrayo su deseo de elevarse espiritualmente a través del tema de amor. De ahí, que en los dos siguientes capítulos, I y II, con el fin de presentar los temas de amor y alma que el cantor de Laura refleja en sus obras en italiano (Rerum vulgarium fragmenta y Triumphi), establezca un esquema ascensional, de acuerdo con la scala perfectionis de Platón, cuya doctrina influye profundamente en Petrarca. Para esclarecer el tema espiritualista del poeta, cito sus obras en prosa en latín, como De remediis, Secretum, De vita solitaria, De otio religioso y varias cartas, así como otras obras de los autores clásicos y medievales cuyas doctrinas le importan a nuestro poeta: Sénea, Cicerón, San Agustín, etc. Petrarca caracteriza sus temas de amor y de alma, así que después de su muerte atrae a muchos escritores, y se convierte en singular modelo de imitación. Para destacar su gran influencia en la España áurea, en el capítulo III del presente trabajo, hago un estudio del petrarquismo, una corriente que no sólo predomina sobre la poesía española del siglo XVI, sino que hace a varios autores del propio país, los antipetrarquistas, reflexionar sobre el desarrollo de la lengua y la creación poética. Más allá de señalar tal fenómeno y su reacción en la poesía quinientista, lo importante es señalar que si no hubiera habido la aportación de Garcilaso y la culta dedicación de Herrera, sería imposible que el arte y el tema espiritualista del maestro de Arezzo hubiesen arraigado con tanta fuerza en la península. Así que con un apartado del capítulo III, explico por qué elijo a los dos poetas como ejemplos de esta nueva tradición. Igual que Petrarca, Garcilaso se dedica a depurar el amor y elevar el alma. Pero por la muerte precoz, el toledano no pudo ordenar sus poemas del mismo modo que realiza el poeta de Arezzo en sus RVF. Sin embargo, Garcilaso atiende al contexto poético y adopta distintas posturas para tratar el amor: en el entorno de sonetos y canciones, se identifica con el amante cortés, el yo poético, que desahoga los sentires y conflictos interiores; en el marco de la oda, la epístola y las elegías, se considera como hombre histórico-observador que está elaborando y emulando modelos clásicos con temas bien escogidos: el amor no correspondido, la muerte, los celos, la amistad; lazos a los que está íntimamente articulado el gran núcleo de la poesía: el amor; por otra parte, en el ámbito mítico-eglógico, el poeta se transforma en los pastores, que cantan melancólicamente sus historias de amor; o bien, se proyecta en las ninfas bordadoras, que dibujan tanto las leyendas grecolatinas como la que sucede en su mundo circundante, referida palpitantemente a las vivencias amorosas del propio poeta. A través de los cambios de identidad del amante, Garcilaso presenta de modo indirecto un ascenso espiritual: desde el alma ansiosa por la hermosura físico-material, pasando por el alma meditativa sobre el bien virtuoso, hasta llegar al alma contemplativa de la pura belleza. De ahí, que en el capítulo IV, establezca una estructura ascensional para estudiar los versos líricos de Garcilaso: de los conflictos, pasando por las reflexiones racionales, hasta la perfección del amor espiritual. A diferencia de Garcilaso, Herrera lanza un desafío al maestro de Arezzo, y presenta la imagen modélica de la subida-caída de Faetón e Ícaro en el yo poético, repitiéndola desde del incipit hasta el final de la colección poética que él editó en 1582. Herrera supera la convención petrarquista, y plantea una nueva trayectoria del desarrollo: el carácter cíclico de su proceso amoroso. No hemos de olvidar que, antes de publicar su propia colección poética, ya había sacado a la luz su comentario a Garcilaso. Atiende a la retórica y al artificio de las letras, así como a cada detalle filológico, en especial a la propiedad del lenguaje poético, tratando de resaltar la gran belleza y el resplandor de la lengua española que Garcilaso había expresado magistralmente en sus versos. Por consiguiente, en el capítulo V, pongo de relieve el manierismo de Herrera, explicando las expresiones metafóricas que muestra en sus versos, y también indagando en las imágenes de mitos que proyecta en el desarrollo estético del proceso de ascenso y caída del alma: Psique y Apolo, Prometeo y Sísifo, Faetón e Ícaro. Habiendo estudiado con detalle los versos amorosos de Garcilaso y Herrera, con dos estructuras distintas (la ascensional y la circular del desarrollo espiritual), espero que el presente trabajo pueda proveer una nueva perspectiva a los lectores, para que conozcan mejor cómo el espiritualismo lírico del cantor de Laura se trasplantó y arraigó en la poesía española del Siglo de Oro. |
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語言 | es |
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